Según Milton Friedman "la utilización de los recursos de una empresa para aumentar sus beneficios siempre que respete las reglas del juego, es decir, siempre que participe de una competencia libre y abierta sin engaño o fraude, es correcta". Sin embargo, si llevamos esta reflexión al contexto actual donde la situación social de la mayoría de países es muy grave y donde la política actual está enfocada en solucionar conflictos internos; los avances en cuestiones de bienestar social son insuficientes, la compleja situación social nos exige una reflexión sobre las responsabilidades de los agentes de la sociedad, y nos obliga a responder a la pregunta: ¿cuáles son las responsabilidades de los agentes públicos y privados?
Friedman como seguidor de Adam Smith, estaba de acuerdo con la libertad económica, el papel positivo de la desigualdad y la eliminación de la función social del Estado. En un país como Perú, con características tan contrarias a las que dan soporte al modelo de Friedman, cabe preguntarse, ¿cuál es el papel que debe desempeñar la empresa privada en nuestra sociedad?, ¿debería asumir una posición acorde a su condición de institución social y reconocer que es un instrumento para el desarrollo y que puede ayudar en la creación del bienestar público?
Creo que para responder a estas preguntas, hay que dejar claro que sí existe la responsabilidad de la empresa, que es la misma que comparten todos los individuos y organizaciones; y esta responsabilidad sería la ética. Las decisiones económicas no son independientes de la ética, ya que siempre están interrelacionadas.
La teoría multistakeholder se resume en una sola frase: "La sociedad actual requiere compañías que reconozcan que las operaciones de todos los días impactan en los entornos humanos y ambientales, y que es en la gestión de esos impactos donde recae su responsabilidad social". Es en el mejor interés de la empresa ser consciente de las consecuencias de sus operaciones para reducir costos y manejar riesgos. Los entornos naturales sanos que tienen capacidad de renovarse, y los recursos humanos mejor educados y motivados, son la base que aseguran la continuidad de la producción y el éxito de la empresa moderna.
